El girasol obtiene la germinación, durante las próximas 24 horas después de haber sembrado las semillas a una temperatura de al menos 5 grados Celsius, lo cual es indicativo, de que mientras más alta es la referida temperatura, más rápidamente germinará gracias al proceso del fotoperiodo.
Por lo tanto, si el rango de dicha temperatura se halla por debajo de 4 grados Celsius, la planta jamás alcanzará su proceso de germinación.
Ahora bien, una vez que haya culminado germinar, se adapta muy fácilmente a un amplio margen de temperaturas que pueden oscilar entre los 13 grados Celsius y los 30 grados centígrados.
El margen ideal de temperatura, puede oscilar entre 21 y 24 grados, aunque en períodos de corta duración puede soportar temperaturas de hasta 8 grados, ya que temperaturas por debajo de ese rango, pueden dañar el ápice de la planta y consecuencialmente, provocar la ramificación excesiva de los tallos.
Durante la fase de floración, se observará con mucha facilidad, la influencia negativa que han provocado las altas temperaturas, mientras se hallaban las plantas en su fase de crecimiento y desarrollo foliar.
Por lo tanto, la planta aguantará mejor en la fase de floración esas temperaturas, ya que, de no ser así la misma podría sufrir situaciones de estrés.
En Agriquipo, contamos con personal especializado en la agricultura, que está dispuesto a brindar información profesional a todos aquellos agricultores que así lo soliciten para que sus plantaciones de girasol reciban el mejor tratamiento para el buen provecho de la tierra, ofreciendo las mejores vitaminas y abonos para sus siembras.
¿Cómo preparar el suelo para el cultivo del girasol?
Para el mejor provecho de la tierra, es muy importante mantener siempre un buen lecho para sembrar, y evitar a toda costa, una compactación excesiva a causa de la maquinaria agrícola, si la tierra se encuentra humedecida debido a recientes aguaceros, aunque la planta de girasol no es muy exigente en este aspecto.
Se deben tener en cuenta, los suelos arcillosos y arenosos, ricos en materia orgánica, que tengan un buen drenaje, y la capa freática no se halle muy profunda, por lo que el sustrato debe hacerse con una cantidad de fibra de coco, humus de lombriz y turba para obtener Fósforo y Potasio, de manera que permita el rápido crecimiento de las plantas.
Como ya lo hemos comentado la planta de girasol no es muy exigente, pero por esa razón no debemos olvidar que se requieren unas condiciones básicas para que la siembra de la misma sea exitosa y rentable en el término de la calidad del producto final.
Manteniendo un buen drenaje se facilita la obtención de unas buenas plantas, que indiscutiblemente van a proveer un aceite de muy buena calidad, con un grado de salinidad aceptable por parte de los consumidores finales.
De manera que, aunque el girasol tolera pH entre 6.5 a 8 es conveniente cultivarlos en suelos básicos que se encuentren alejados del mar, porque como debe saberse el cultivo del girasol es demasiado sensible a la presencia de sal en el suelo donde se le vaya a sembrar.
La siembra en el girasol
El girasol es una planta nativa de América y desde muchos años antes de la era cristiana, ya se cultivaba en este continente, particularmente en el Perú donde se le rendía homenaje al Sol por esas latitudes, ya que se le consideraba una planta sagrada que les proveía de mucha salud y bienestar.
La siembra de estas plantas tiene la gran ventaja de que es fácilmente adaptable a distintos tipos de suelos y permite inclusive que se siembre en períodos de extrema sequía, aunque es recomendable tener en consideración la pluviometría en la zona y la siembra por ende no debe superar las 40.000 plantas por hectárea.
Cuando el agricultor se encuentre en condiciones de secano, debe considerar que las condiciones de humedad y temperatura, son factores claves para la buena germinación y por consiguiente el perfecto desarrollo de las plantas, y por ello es aconsejable aprovechar al máximo la época de lluvias primaverales para que las semillas dispongan de buena humedad.
Es muy recomendable llevar un control del sembradío con la intención de atender cualquier anormalidad o plaga que se observe en el mismo.
Por eso se debe tener en cuenta que la rotación de los cultivos es factor importante para permitir que los suelos se adapten a los diferentes grados de humedad que las plantas requieren para evitar que las raíces se pudran, por lo tanto, contar con un buen fertilizante ayudará a que el suelo esté listo para ser plantado.
Cultivo del girasol en regadío
Por su efectiva necesidad de cantidades relativamente bajas de agua, el cultivo de girasol en regadío resulta muy eficiente, ya que, con dos rociadas en el momento adecuado, es más que suficiente para que las plantas absorban la humedad que requieren para ir desarrollándose de manera armoniosa.
Otra forma conveniente de cultivar los girasoles consiste en prestarle la debida atención al regado de las plantas con agua bastante fresca, cuestión que haciéndolo cada día o cada dos días, evitando que haya hojas en el agua, pues estas pueden pudrirse dañando el tallo y las flores, perjudicando severamente al sembradío.
Hoy en día gracias a los adelantos científicos en materia de genética vegetal, se encuentran en el mercado doméstico semillas certificadas debidamente bajo estrictos controles de calidad, para garantizar que los sembradíos de girasol sean exitosos y rentables en la época de lluvias torrenciales en la temporada primaveral.
Cultivo del girasol en secano
Para lograr una buena germinación y desarrollo de las plantas en la época de secano, se deben tomar siempre muy en cuenta dos condiciones esencialmente primordiales y preponderantes como son la humedad y la temperatura, y por ello se recomienda aprovechar la pluviometría estacionaria, para que las semillas dispongan de humedad y temperatura.
Muchos agricultores de la zona de Guadalquivir, han encontrado muchas ventajas en la siembra temprana de las semillas de girasol en la época de secano lo que ocurre entre los días medianos de enero y los días de mediano plazo en febrero, sorteando de esta manera los drásticos días de sequía que soportan los campos andaluces a partir del mes de mayo.
Ciclo del cultivo del girasol
Dependiendo de la variedad, el ciclo vegetativo del girasol puede efectuarse entre 110 días y 180 días, dependiendo claro está de la presencia de factores exógenos que atenten contra el desarrollo puntual de las plantaciones de girasoles, y es por ello que siempre recomendamos estar vigilantes del regadío y de las malas yerbas.
El girasol particularmente tiene períodos críticos para su correcto cultivo, y esto se refiere exactamente al suministro de las necesidades de agua, cuestión que se extiende desde que el botón tiene entre 3 y cinco centímetros, hasta 10 o 15 días después del período foral.
Todo este complejo proceso tiene una duración de aproximadamente un año, lo que significa claramente que la planta germina, florece y muere en el transcurso de ese tiempo.
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