Cultivo de la cebolla: Guía imprescindible

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El cultivo de la cebolla remonta sus orígenes en Asia central y el Mediterráneo, las primeras referencias de este cultivo de raíz se remontan hacia el 3.200 A. C.

Fueron cultivadas por egipcios, griegos y romanos, su auge lo obtiene en la Edad media, donde se desarrolló esta agricultura a mayor escala en países mediterráneos, donde fueron seleccionadas una gran variedad de bulbo grande, las cuales dieron origen a las diversas variedades que conocemos en la actualidad.

Introducción al cultivo de la cebolla

Este cultivo de cebolla es uno de los principales cultivos de las zonas templadas como la península española; científicamente se conoce con el nombre de Allium cepa L. de la familia Liliaceae.

Es una planta bienal de tallo reducido, con una plataforma que da lugar por la parte de abajo a numerosas raíces y sobre dicha plataforma, da hojas cuya base es carnosa e hinchada constituyendo con ello el bulbo.

El bulbo está formado por un gran número de capas gruesas y carnosas en su interior, las cuales se encargan de reservar todas las sustancias nutritivas necesarias para que los brotes puedan alimentarse.

Estas capas se encuentran recubiertas de membranas secas, transparentes y bastante delgadas, que son la base de las hojas, las cuales son alargadas, fistulosas y puntiagudas.

La cebolla tiene un aspecto blanco, sin embargo, su color puede variar en función de la semilla escogida para el cultivo, por ello tenemos cebollas blancas y cebollas moradas. Tiene semillas de color negro, aplastadas y de superficie rugosa y flores pequeñas, blancas o violetas, las cuales se agrupan en umbelas.

Entre sus particularidades se encuentra el hecho que puede cultivarse en diferentes etapas del año y pueden ser almacenadas durante largo tiempo, por lo cual se garantiza su producción y consumo los 365 días del año; además de atribuirle una gran variedad de propiedades curativas.

Condiciones climáticas óptimas para el cultivo de la cebolla

En líneas generales el cultivo de la cebolla se establece en zonas donde el clima es templado y cálido, que tiene humedades relativamente bajas, la mayoría de sus variedades principalmente suele crecer entre los 15 y los 30 grados de temperatura, siendo la más óptima los 25 grados.

En cuanto a la germinación, la temperatura óptima se encuentra entre los 5 y 8 grados, sin embargo, existen cultivos que resisten muy bien las heladas tardías.

De igual manera el cultivo de cebolla también necesita de un fotoperiodo largo, es decir, horas de Sol, por consiguiente, es recomendable hacerlo en los meses de primavera y verano, lo cual dependerá de la zona geográfica donde se realice el cultivo.

La cebolla es muy sensible al exceso de humedad, cuando existen cambios bruscos de temperatura puede ocasionar que los bulbos se agrieten, por ello una vez que las plantas comienzan a crecer, la humedad del suelo debe mantenerse superior a 60 % del agua disponible en los primeros 40 cm.

El exceso de humedad y regadío es perjudicial al final del cultivo, pues trae consecuencias negativas en su conservación.

La duración relativa de los periodos de luz y oscuridad del día se denomina fotoperiodo, lo cual es un factor limitante para la bulbificación de la cebolla, esto se debe a que la planta solamente formará sus bulbos cuando la longitud del día es igual o superior al mínimo que necesita fisiológicamente; ya que la bulbificación suele desarrollarse en 3 periodos:

El primero que es de días cortos, donde se inicia la bulbificación requiriendo aproximadamente de 11 a 12 horas de luz; el segundo que son los días intermedios donde se necesita entre 12 a 14 horas de luz por día y el tercero que son los días largos, los bulbos exigen para su correcta formación 14 horas de luz al día aproximadamente.

Características técnicas del cultivo de la cebolla

Son muchos los factores que den tomarse en cuenta para cultivar cebolla, además de las condiciones climatológicas, también es importante tener presente las condiciones particulares del cultivo, como la preparación del terreno el abono, el riego, la siembra, el ciclo vegetativo entre otras cosas.

La productividad de este cultivo requiere una buena práctica agrícola, entre muchos factores es indispensable contar con un semillero, lo cual debe hacerse en paralelo a la preparación del terreno de forma previa al trasplante de las plántulas.

Una buena planificación de la época de siembra, la cual deberá ser la época seca, libre de lluvias y con humedad reducida, dará garantía de tener un cultivo óptimo.

Para lograr un producto final óptimo se deberán tener algunos cuidados para su cultivo, los cuales pueden resumirse en:

  • Mantener en todo momento el huerto libre de hierbas.
  • Es aconsejable realizar un acolchado para aprovechar las hierbas que se quitan del área antes del periodo de recolección.
  • Las plantas que florezcan, deberán despuntarse cuando aún no han crecido lo suficiente, para evitar que los bulbos no terminen de formarse.
  • En caso de que los vértices de la cebolla tomen un color amarillo, se retuerzan o se rompan sus cuellos e incluso se levanten un poco de la tierra, deberán sacarse por completo 2 o 3 días después de observar estas características y dejar secar al sol por varios días.

La importancia del suelo

Entre las múltiples variedades de cebolla, algunas de ellas se adaptan perfectamente a distintos tipos de suelo y condiciones climatológicas; sin embargo, lo recomendado es que su cultivo se realice en suelos profundos, que posean textura franca y que tengan mucho contenido de materia orgánica que logre airear el suelo.

Adicionalmente el suelo por regla general debe tener un pH ácido entre 6 y 7; de igual manera es importante tener presente es la buena rotación de cultivos para evitar monopolizar los campos año tras año, pues con ello se evitan posibles enfermedades radiculares.

Para el óptimo desarrollo del cultivo, se necesita contar con suelos ligeros, esponjosos, permeables y sobre todo profundos.

La razón principal de contar con un suelo profundo, es el hecho de que el bulbo de la cebolla tiene un sistema radicular que requiere aproximadamente 60 cm de profundidad, de allí la importancia de este tipo de suelo, sobre todo en los primeros 20 cm, pues en esta etapa es donde comienza a desarrollar la mayor parte de dicho sistema.

¿Cómo preparar el suelo en el cultivo de la cebolla?

El suelo debe prepararse paralelamente a la siembra del semillero, lo que equivale a 30 o 45 días antes de la fecha del trasplante; el cual deberá estar perfectamente descompactado, aireado y muy fino, debido a que, si tiene terrones de tierra, puede afectar el crecimiento normal del cultivo.

Según la naturaleza del terreno, la profundidad puede variar; en suelos compactos la profundidad será mayor que en aquellos que la tierra es más suelta. Cuando los suelos no se han utilizado para la siembra, se recomienda una aradura profunda con cincelado y pases de rastra.

Por ello es esencial contar con la maquinaria necesaria para realizar las rastras y para ello los equipos Agriquipo son sin lugar a dudas, la mejor alternativa para realizar esta labor.

Es importante resaltar que el pase de rastra debe hacerse en el sentido en que se constituirán los surcos a una profundidad aproximada de entre 25 a 30 cm.

De igual manera, el último pase de rastra paralelo a la nivelación del terreno se realizará de 8 a 10 días antes del trasplante, con la finalidad de formar las camas de siembra, las cuales deberán tener una altura entre 20 y 30 cm.

El riego en el cultivo de la cebolla

La cebolla tiene un consumo promedio de agua que oscila entre 3.500 y 4.500 m3/ha, esto dependerá de las condiciones edafoclimáticas.

El primer riego debe realizarse inmediatamente después de la plantación; después el cultivo deberá regarse en intervalos de 15 a 20 días. Dependiendo de la cantidad de agua de lluvia durante el periodo de cultivo, la cebolla necesitará de 20 a 25 riegos aproximadamente.

Esta hortaliza es sensible al déficit de agua, especialmente en la etapa de formación y crecimiento del bulbo; sin embargo, para lograr óptimos rendimientos se va a requerir que el nivel de humedad en el suelo sea superior al 85 %.

Las técnicas de riego son diversas, pues ello va a depender de la tecnificación el conocimiento del agricultor, las cuales podrán ser por superficie, aspersión y hasta riego localizado.

La importancia de la fertilización

Para tener garantía de que los bulbos se desarrollen de forma óptima es importante tener una buena fertilización. Para ello es importante realizar un análisis de suelo que determine los nutrientes que se deben aportar, así como aquellos que se tienen en exceso.

De igual manera se recomienda no aplicar abonos después de la semana 7, para no afectar la maduración de la cebolla.

En caso de ser necesario recurrir a fertilizantes, es importante hacerlo con productos de calidad comprobada y que contengan los nutrientes que el suelo necesite para lograr un óptimo desarrollo y crecimiento.

En líneas generales, un buen fertilizante debe contener lo siguiente:

Nitrógeno

Es fundamental para que el cultivo se desarrolle correctamente, sobre todo en las primeras semanas de crecimiento.

El Nitrógeno no debe sobrepasar los 25 kg por hectárea, pues influye directamente en el tamaño del bulbo; lo ideal es suministrarlo días antes del engrosamiento del bulbo y después del trasplante si fuera necesario.

Fósforo

La necesidad de uso del Fósforo es relativamente limitada, se relaciona con la calidad de los bulbos para que se conserven mejor. Para cada 1.000 hg de cebolla se necesita aproximadamente 1,70 kg de fósforo.

El cultivo de cebolla debe tener el Fósforo suficiente para garantizar la resistencia, el transporte y mejor conservación del producto.

Potasio

El Potasio favorece el desarrollo y la riqueza de azúcar en cada bulbo, lo que es importante para su conservación.

Para cada 1.000 kg de cebolla se requieren 1,56 kg de Potasio; en la fase de bulbificación se recomiendan aplicaciones foliares con alto contenido de Potasio.

Materia Orgánica

Lo recomendado es tener un 1 % de materia orgánica como mínimo en el suelo, pues los restos vegetales contribuyen a descompactar el suelo además de aportar minerales y micronutrientes que son indispensables para el correcto desarrollo del cultivo, ya que contienen Magnesio.

Plagas y enfermedades

Plagas

  • Escarabajo de la cebolla: Son larvas de color amarillo que producen daños en las hojas cuando son adultos, al igual que sus larvas que son capaces de recortar bandas paralelas en los nervios de las hojas.
  • Mosca de la cebolla: Son larvas de 6 – 8 mm de color gris-amarillento, con patas y antenas negras que atacan las flores y órganos verdes; su ataque lleva consigo la putrefacción de las partes que resultan afectadas de los bulbos, provocando daños importantes tanto en el semillero como al momento del trasplante.
  • Trips: Son larvas que pican y amarillan y secan las hojas; incluso pueden marchitar totalmente la planta si se da un ataque intenso, sobre todo en las primeras fases del desarrollo de la planta.
  • Polilla de la cebolla: Es una mariposa que mide aproximadamente 15 mm, con alas de color azul un tanto oscuro y pequeñas escamas amarillo ocre. Causan severos daños cuando las orugas penetran el interior de las vainas de las hojas hasta el cogollo; logrando paralizar el desarrollo de la planta, amarillear las hojas y pudrir la planta por causa de hongos.
  • Nematodos: Esta plaga puede atacar en cualquier estado de desarrollo, deteniendo el crecimiento de las plántulas, logrando que se curven y pierdan el color. En bulbos más desarrollados reblandece el tejido en las proximidades superiores. Se propaga en el suelo, las semillas y los bulbos.

Enfermedades

  • Mildiu: Se determina por la aparición de manchas alargadas color violáceo en las hojas nuevas; los tiempos cálidos y húmedos favorecen el desarrollo de la enfermedad, lo cual trae como consecuencia que los extremos superiores de la planta mueran en su totalidad por lo que los bulbos no podrán madurar. Esta enfermedad normalmente se propaga por los bulbos, semillas, renuevos infectados e incluso por el suelo. Para evitarla los suelos deben tener excelente drenaje y deben estar ligeros y sueltos.
  • Roya: es bastante grave cuando se repite muchas veces en un cultivo, con frecuencia los primeros síntomas aparecen a principios del mes de mayo, originando manchas rojizas las cuales con el tiempo toman una coloración violácea. Trae como consecuencia que las hojas se sequen prematuramente y se hace más fuerte en suelos ricos en Nitrógeno, pero con deficiencias de Potasio.
  • Carbón de la cebolla: Se caracteriza por ser estrías de color gris plateado, que incluso pueden llegar a ponerse negras, afectando las plántulas al punto de que mueran. Esta infección tiene lugar al momento del germinado de las semillas, pues el hongo se encuentra de manera persistente en el suelo; por ello se recomienda realizar una buena desinfección del mismo.
  • Podredumbre blanca: Se reconoce por ser un fieltro blanco algodonoso que se ve en las superficies de los bulbos; esta enfermedad suele atacar en el instante en que brotan las plantas o cuando se aproxima la recolección.
  • Abigarrado de la cebolla: La causa un virus, cuya consecuencia es que las hojas toman un color verde pálido, apareciendo en ellas estrías amarillas y son comúnmente atacadas por un hongo.
  • Tizón: Esta enfermedad se transmite por el suelo, la primera hoja es atacada en la superficie del suelo para posteriormente propagarse el hongo por el restante de las hojas hasta infectarlas en su totalidad. Se manifiesta en forma de bandas color plomo y formándose una masa negra polvorienta de esporas.
  • Punta blanca: los extremos de las hojas tendrán un aspecto blanco, lo cual pudre la hoja infectada y se detiene el desarrollo de la planta.
  • Botritis: Se manifiestan en ña hoja como manchas de color blanco-amarillo produciendo cuando el ataque es muy severo una necrosis foliar.

El cultivo de la cebolla en España

Es uno de los cultivos principales sobre todo en las zonas templadas de la península española. En el país se cosechan alrededor de 1 millón de toneladas cada año y se tienen aproximadamente, 23 mil hectáreas cultivadas.

Las regiones donde más se extiende su cultivo son: Levante, Centro y Andalucía; ocupando el segundo lugar en el comercio internacional como máximo exportador; siendo además el tercer cultivo de la horticultura hoy día.

Referencias

«Efecto de la densidad de siembra y la fertilización en el rendimiento y calidad del cultivo de cebolla» (https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1130862102000153)
«Manejo integrado de plagas en el cultivo de cebolla» (https://www.researchgate.net/publication/333908799_Manejo_integrado_de_plagas_en_el_cultivo_de_cebolla)
«Estudio de la variabilidad genética en cebolla (Allium cepa L.) mediante marcadores RAPD» (https://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0103-90162010000100013)
«Análisis de costos y beneficios en el cultivo de cebolla en México» (https://www.redalyc.org/pdf/3766/376617993003.pdf)
«Evaluación del efecto de diferentes sistemas de riego en el cultivo de cebolla» (https://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-28122015000200029)

José Mª Díaz Sánchez
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