El locomóvil, el antecesor del tractor moderno

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El locomóvil, mejor conocido como el tractor de vapor, fue el antecesor al tractor moderno que viene con un motor de diésel; el mismo, resulta una máquina esencial para el desarrollo de la agricultura.

Estos vehículos fueron fabricados por los ingenieros para ser adoptados como la máquina de vapor portátil, la cual era utilizada tanto para conducir la maquinaria estacionaria como aquella que se remolcaba con un tropel de caballos.

En 1868 fue inventado el primer locomóvil y no era más que un vehículo que se impulsaba con una máquina de vapor que se empleaba para tirar, esto quiere decir, que inducía a un vehículo estacionario, como los arados y las segadoras.

Asimismo, funcionaban en pares a través de un cable largo de cabestrante, con una maquinaria ubicada a cada extremo del campo, con el propósito de mantener surcos múltiples entre ellos.

Uno de los inconvenientes que presentaban estos vehículos, era que se atoraban fácilmente debido al peso elevado de la máquina, de igual forma, registraba ciertos problemas para subir cuestas o rodar en bajadas, ya que fueron fabricados específicamente para un uso de tipo agrícola.

Allí, los motores portátiles que eran construidos sobre ruedas se transportaban a la zona de trabajo, para evitar de esa forma hacer uso de los caballos u otro animal de tiro como se acostumbraba.

Para obtener un funcionamiento óptimo eran utilizados tres clases de mecanismos de transmisión: piñón abierto, eje, cadena. En dicha época del siglo XIX también se emplearon metodologías similares para el dragado de los lagos en las fincas de grandes extensiones, utilizando dos motores y cabrestantes para impulsar una cuchilla o una caja de draga atravesando el lago para retirar el lodo.

Los primeros prototipos del locomóvil

John Fowler un ingeniero británico, fabricó en Inglaterra el primer locomóvil, buscando disminuir los costes de la mano de obra en las granjas. Sin embargo, esta clase de maquinaria agrícola no era fácil de implementar y también significaba un coste alto, imposibilitando a los granjeros con menos presupuesto su adquisición.

En 1858 se le ocurrió a J.W. Fawkes ensamblar un motor a vapor sobre un arado. Dicho experimento tuvo como resultado un gran beneficio para los agricultores, dando origen al tractor que se conoce en la actualidad.

Daniel Best en 1888 dio una muestra de un locomóvil con 30 caballos de fuerza y luego adquirió los derechos para fabricarlo en California y venderlo en la costa oeste. Sacó provecho al combinar un motor de tracción con vapor y su cosechadora, que antes utilizaba un animal de tiro para transportar sus trilladoras y segadoras.

Los primeros modelos de locomóvil tenían una caldera al lado derecho de la máquina, una rueda en la parte delantera y su peso era de 11 toneladas. Los prototipos siguientes incluían un motor de tracción con 50 hp para el año de 1889 y en 1897 un modelo con 110 hp.

Otro de los primeros modelos de la locomotora de vapor fue construido por Henry G. Stone de Grand Rapids, en los Estados Unidos, en 1860, resultando bastante práctico gracias a los recambios agrícolas que eran muy difíciles de encontrar en ese entonces, ya que casi siempre había que construir las piezas averiadas.

Locomóvil Castilla, el primer vehículo de vapor

Para el año de 1860 un transcendental evento cambió la historia con respecto a los beneficios de una máquina de vapor, puesto que en la fecha mencionada el ingeniero Pedro de Ribera mostró a España y al mundo entero que dicha maquinaria podría ser utilizada como transporte para llevar productos, materias primas y demás mercancías, por la carretera sin necesitar rieles.

Para mostrar que eso era posible, hizo un experimental viaje con un locomóvil que importó de Inglaterra, a dicha maquinaria le realizó varias modificaciones o adaptaciones para trasladar lo necesario, según sus requerimientos, dentro de los que resaltaban unas ruedas parecidas a las de un tractor, también unas poleas emparentadas con el motor, consiguiendo de esta manera un movimiento a través de las correas de transmisión, colocándole por nombre el locomóvil Castilla.

Dicho viaje tuvo una duración de 20 días aproximadamente, terminó con éxito durante el recorrido desde Madrid-Valladolid cruzando por Segovia con unos 15 km/h de velocidad continua. Con respecto a la cantidad de carbón se registraron 50 kilos por cada hora.

Locotractores en España

La principal idea de estas máquinas nació a raíz del invento del ferrocarril y por consiguiente de la llamada Revolución Industrial en la que se encontraba inmersa casi toda Europa, sin embargo, como aún existían ciudades donde no había llegado la locomotora de vapor; en este sentido, el locomóvil jugó un importante papel en áreas determinadas.

En España, en el año de 1855, un joven de 20 años aproximadamente llamado Valentín Silvestre, proyectó y desarrolló el primer modelo que estaba constituido por cuatro ruedas y una tracción delantera básicamente, es decir, un vehículo a vapor, pero no contó con el apogeo esperado por parte de la denominada clase media, frustrando su internacionalización y comercialización.

Resulta crucial destacar que no fue sino hasta el año de 1902 cuando Francisco Marcilla, logró patentar con su nombre el primer vehículo con matrícula en España – Valencia, alcanzando una transcendencia mayor en el país la industria automotriz luego de la segunda mitad del siglo XX.

El locomóvil y la agricultura

Los locomóviles fueron empleados de forma amplia en las zonas rurales para beneficiar las labores del campo, donde el operador de la trilladora podía ejecutar las tareas de manera rápida y al culminar podía trasladarse de una granja a otra para trillar los granos.

Para lograr efectuar este trabajo con rapidez, las tareas incluían transportar las estanterías de bultos, lanzarlos en la maquinaria trilladora, abastecer de agua a la máquina de vapor, trasladar los granos recién trillados y almacenarlos en el granero. Estos vehículos eran muy costosos para ser adquiridos por un solo granjero, razón por la cual, creaban grupos denominados anillos de trilla.

En uno de esos anillos de trilla, diferentes granjeros juntaron sus recursos económicos para adquirir un locomóvil, además, escogieron a uno de ellos para que asistiera a la escuela de conducción para que aprendiera a manejarlo de manera correcta. También existían los contratistas de trilla, quienes tenían su maquinaria propia y trilladora, asistiendo a distintas fincas y eran contratados para trillar el grano.

José Mª Díaz Sánchez
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